Las letras naranjas destacan en las pantallas.
Andrés mira su móvil y lanza un bramido de protesta, amenazando al mundo.
Sarah le da la mano a su hijo, que arrastra una maleta con forma de dinosaurio, y mira cansada a su marido, quien intenta calmar los sollozos del bebé.
Esther siente el estómago revuelto, aguanta una arcada y busca una farmacia entre las tiendas de la zona de duty free.
Los otros cien frustrados pasajeros se reparten por la sala de espera, criticando a la compañía aérea y buscando un sitio tranquilo donde acomodarse para esperar no saben cuánto tiempo.
«Paisajismo» cotidiano. Feliz año nuevo
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