‘El cuento de la criada’ es uno de esos libros que deberían ser lectura obligatoria recomendada (y eso que lo tuve que empezar a leer dos veces porque me descoloqué en el segundo capítulo).
Desde las páginas de este Cuento, narrado en primera persona, se nos presenta una espeluznante distopía: tras una guerra nuclear, en los Estados Unidos se establece la República de Gilead, basada en el puritanismo y en la interpretación extrema del Antiguo Testamento. La sociedad se estructura así de manera patriarcal y clasista en todas sus vertientes.
Algo que jamás podría suceder en nuestro futuro próximo, ¿no es así?
Cuando la mayoría de las mujeres han perdido su fertilidad, la capacidad de engendrar vida se convierte en un privilegio solo para unos cuantos escogidos. Es por ello que las mujeres fértiles son segregadas de la sociedad y carecen de cualquier derecho sobre sus propios cuerpos o sus hijos biológicos.
Son las Criadas.
Vestidas con túnicas rojas que esconden sus cuerpos y tocas blancas para ocultar sus rostros. Nadie puede mirar a las Criadas y ellas no pueden levantar la vista.
La protagonista, a la que llaman Defred (Offred en la versión en inglés) por haber sido asignada al Comandante Fred para garantizar su descendencia, narra en forma de diario su día a día. Y en esa rutina asfixiante, nos transmite su angustia, su desesperación y la nostalgia por los días pasados.
No sabremos su nombre, pues también ha perdido su identidad. Es solo una propiedad más del comandante y su Esposa.
Porque en la república de Gilead, las mujeres han sido relegadas a tres papeles: esposa, madre (las Criadas) y ama de casa (las Marthas). Y cada mujer, dependiendo de su status, ha de vestir de forma acorde para ser identificada (y castigada en caso necesario): azul para las Esposas, rojo para las Criadas y verde para las Marthas.
A lo largo de la historia, Defred desvelará detalles de la feroz sociedad de la república de Gilead, controlada por Ojos y vigilada por Ángeles: los Guardianes, la presencia mágica de otra criada embarazada —y la envidia y codicia que suscita su sola presencia—, las Tías, las econoesposas y las Colonias de No Mujeres, los hombres Traidores al Género, los paseos diarios, las sirenas, las campanadas, el Muro y sus cadáveres, …
Pero Defred también tiene tiempo —demasiadas horas en blanco— para pensar y recordar su vida antes de la instauración de la República. Así nos explica cómo de forma natural y lógica a las mujeres les fueron arrebatando todo: el trabajo, la posición social, las ideas, la capacidad crítica, el sexo, la libertad,…
Es por ello que las Criadas son educadas en Centros Rojos, para destruir su conciencia individual.
«Sois una generación de transición, decía Tía Lydia. Es lo más difícil. Sabemos cuántos sacrificios tendréis que hacer. Resulta difícil cuando los hombres os injurian. Sera más fácil para las que vengan después de vosotras. Ellas aceptarán su obligación de buena gana.
Pero no decía: Porque no habrán conocido otro modo de vida.
Decía: Porque no querrán las cosas que no puedan tener.»
No puedo dejar sin mencionar a Moira, la genial Moira de espíritu indomable, quien llegará al Centro Rojo y se reencontrará —en secreto, pues la amistad está prohibida— con su amiga. Sus intentos de huida, los castigos y otra vez un cuento. El cuento de Moira.
La madre de la protagonista, perdida en los recuerdos.
Luke —su marido—, su hija y la última excursión.
Y Nick.

Te aviso que este cuento no tiene final, lo que hace que muchos lectores se indignen.
Aunque la autora intenta dar algunas pistas en el último capítulo: las ‘Notas Históricas’ de fecha 25 de junio de 2191.
Y uno de mis párrafos favoritos:
«Lamento que en esta historia haya tanto dolor. Y lamento que sea en fragmentos, como alguien sorprendido entre dos fuegos o destrozado por fuerza. Pero no puedo hacer nada para cambiarlo. También he intentado mostrar algo de las cosas buenas. Por ejemplo las flores, porque ¿a dónde habríamos llegado sin ellas?
De cualquier manera, me hace daño contarlo una y otra vez. Con una vez fue suficiente: ¿acaso no fue así en su momento?
Por eso sigo con esta triste, ávida, sórdida, coja y mutilada historia, porque después de todo quiero que la oigáis, como me gustaría oír la tuya si alguna vez se presenta la oportunidad, si te encuentro o si tú te escapas, en el futuro, o en el Cielo, en la cárcel o en la clandestinidad, en cualquier otro sitio. Lo que tienen en común es que no están aquí. Al contarte algo, cualquier cosa, al menos estoy creyendo en ti, creyendo que estás allí, creo en tu existencia. Porque contándote esta historia, logro que existas.
Yo cuento, luego tú existes.»
¡Feliz Lectura!
Las imágenes utilizas en esta reseña corresponden con la serie ‘The Handmaid’s Tale’ de la plataforma Hulu, que se estrenará el próximo 26 de Abril.
Así que todavía estás a tiempo de leer el libro ANTES de verla.
Quizás el cuento no tiene final porque ya hay sitios en los que parece haber algo parecido, sin que, afortunadamente, mediase una guerra nuclear. (sospecho). saludos
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