Una linda princesa jardinera cuya vida entera dedicaba al cuidado y mimo de las primorosas flores que embellecían tan venturoso jardín. Con infinita paciencia podaba los setos y recortaba las ramas de las trepadoras para permitir el paso de la luz. Eliminaba tallos y flores marchitas de las plantas de temporada, una a una, casi pidiéndoles permiso.
Aquel otoño, de forma inesperada…
Disculpa, tengo una llamada.
Vuelvo enseguida.
Aprovecho la interrupción en el {micro}cuento para saludarte y disculparme. Me gustaría jardinear todo el día, pero no es así. La mayor parte del tiempo la dedico a tareas más mundanas como salvar-el-mundo. Llevo mi libreta azul para anotar todas las ideas que se me ocurren a lo largo del día y por las tardes noches le dedico unas horas a escribir, responder y enviar emails, leer, reseñar, estudiar marketing on-line para escritores, aprender de SEO, … ¡mis horas de sueño se van reduciendo de forma alarmante!
Estas son mis herramientas de jardinería:
- Portátil
- Cuaderno rojo para los cuentos
- Cuaderno morado para la planificación mensual del blog
- Libreta azul para ideas geniales (el separador naranja es para esta nueva sección)
- Block de notas con la libélula para los {micro}cuentos
- Separadores de colores para todo
- Estuche y bolis (los de colores fueron un regalo de Gabriella)
En 1928, Virginia Woolf planteó la pregunta:
¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas?
y una sola respuesta: independencia económica y personal, es decir, ‘Una habitación propia‘.
Mi habitación propia es la cocina o el salón, depende del nivel de ruido en casa. Y siempre me preparo un té o un café porque me ayuda a concentrarme (normalmente se queda frío porque me abstraigo tanto que pierdo la noción del tiempo).
Y al igual que yo, hay muchos escritores, ilustradores, blogueros, editores, libreros, bibliotecarios, profesores, lectores, … que no tienen esa habitación propia, pero dedican todo el tiempo libre del que disponen, mucho esfuerzo y sacrificio a una misma ilusión:
• la literatura •
Si quieres conocer más historias como la mía, este viernes empieza ‘Érase una vez‘.
¿Dónde estábamos? Ah, sí:
Aquel otoño, de forma inesperada, unos buenos amigos contaron sus historias sobre el trabajo invisible detrás de la magia.
Yo me parto contigo
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Ah! Y perdona… ¿a eso le llamas foto de tu lugar de trabajo? jajajajaja
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Trabajo de cara a la pared 😦
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¡Qué forma más genial de introducir la nueva sección!
Coincido con Gabriela en la afición de los bolis de colores y contigo en dejar olvidada la infusión por culpa de la escritura 😉
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