“Conozco esta cama tan bien como mi cuerpo. Mide ochenta centímetros de ancho por ciento ochenta de largo: si estiro mis piernas, los pies sobrepasan sus límites y quedan fuera del alcance de las sábanas azules con dibujos de flores geométricas.
Imagino que, cuando mis padres la compraron, no creían que fuera a crecer tanto.”
Directo y sincero. Juan, un joven periodista frustrado, medita así desde su propia cama en casa de sus padres. Un lugar al que no pensó que regresaría y, aun menos, después de haber alcanzado cierto prestigio como periodista.
En las primeras horas de una noche de insomnio, los sueños se mezclan con el presente y el pasado. Juan trata de descubrir en qué momento perdió el control sobre su vida para darle sentido a la vigilia y encontrar motivos para empezar un nuevo día.
Narrado en primera persona, el lector entra en la mente de Juan y siente el caos y la confusión que le acompañan en el periodo de duermevela. Sueños ligeros y extraños son interrumpidos por periodos de reflexión.
El primer flashback nos lleva al debut de Juan como becario en prácticas en El Periódico de Catalunya, abrumado por el continuo movimiento de la redacción: personas de un lado a otro, teléfonos sonando, redactores escribiendo a velocidad inimaginable, impresoras funcionando al unísono, la mejor noticia, ¡la última hora!
El protagonista disimula su asombro y pronto encuentra su sitio en el periódico. Trabaja en diferentes secciones: cultura y entretenimiento, libros, recetas de cocina, notas de prensa, horóscopo… Así conocerá a Sonia, otra becaria en prácticas, quien duda sobre si el periodismo es su vocación y ha empezado a escribir una novela.
A pesar de conseguir un puesto como redactor en el periódico, Juan recibe una oferta para trabajar en la televisión en Madrid. Lo abandona todo por su sueño, por triunfar como periodista y lo consigue.
Pero también entrará a formar parte del juego que se esconde tras la cámara: el periodismo de manipulación. El control de los medios por parte del partido político gobernante, la censura en las noticias, la distorsión de los puntos de vista, datos sesgados, la distracción del público… todo vale.
Y en esa lucha ética de doble moral, Juan descubrirá que solo hace falta un pequeño error, para que la confianza se rompa y los privilegios conseguidos mediante intrigas y engaños desaparezcan de un plumazo.
Sorprendentes e insólitos son los sueños del protagonista, en especial el de un niño sentado en una silla giratoria, alta e incómoda, que escribe y borra, escribe y borra, escribe y borra de forma frenética y desesperada.
Geniales los encuentros —ficticios— con personajes reales. El mismo autor lo aclara: “todo lo narrado en la novela es ficción, aunque algunas escenas están basadas en sucesos que ocurrieron de verdad. Por supuesto también son ficción las personas reales, que he convertido en personajes secundarios”.
Dos personajes destacan sobre el resto: el padre de Juan y Sonia. Ambos se cuelan entre las líneas de este libro para aportar su propio punto de vista.
Con un ritmo dinámico y situaciones muy actuales y creíbles, Carlos comparte su experiencia como periodista y hace una crítica ácida al mundo de los medios de comunicación y, en particular, a los medios locales.
Por cierto, ¿sabes lo que es un onironauta? Yo ya he preparado mi cuaderno de notas.
Si quieres saber más sobre el autor o sobre este libro, puedes hacerlo en su blog o en Amazon.
Gracias por la reseña 🙂
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Gracias. Llegué tarde a la promoción pero queda en la lista.
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Gracias por la reseña, creo que has dado con varias de las claves del libro. Me alegro de que te haya resultado interesante.
¡Saludos!
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Gracias, Carlos. Estoy deseando leer tu entrevista 😉
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