Anoche anoté todas mis tareas de lunes para descargar mi mente. Bebí un poco de agua para limpiar mi cuerpo y mi alma.
Dejé un delicioso desayuno medio preparado y la cafetera programada para despertarme con el olor a café recién hecho.
Apagué el móvil.
Retomé la lectura de ese libro.
Seguí leyendo.
Seguí leyendo.
Seguí leyendo.
No he dormido ocho horas, he pulsado el botón de “cinco minutos más” tres veces, solo me ha dado tiempo a tomar medio café porque estaba muy caliente y he llegado a la oficina casi tarde.
Pero qué final, qué gran final, inolvidable.
Uno mismo, bien vale la demora…. 🙂 🙂
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¡Me encanta!
Esa indefinible sensación, de que el final de ese libro no es un adios, porque a partir de ese momento se quedará formando parte de ti, relegando el olvido.
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Aunque te robe horas de sueño, merece la pena 😉
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A todxs nos pasa 🙂
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Por más que lo intento, no encuentro el truco para hacerlo más fácil 😅
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