Cada vez más lectores se van apuntando a leer libros de relatos. No por ser breves, son menos complejos que una novela, y son geniales para mantener el hábito de la lectura diaria. Incluso para ‘descansar’ la mente entre un libro y otro.
Los relatos suelen ser variados y mezclan géneros, por lo que es difícil aburrirse. Y no suele haber tramas secundarias que no van a ninguna parte, ni personajes de relleno, porque no tiene extensión suficiente.
Te propongo estos doce libros de relatos, aunque te aviso que algunos no te dejarán dormir.
¿Has leído alguno que falte en esta lista?
«Las cosas que perdimos en el fuego» de Mariana Enríquez
Con la cotidianeidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza. Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados… En estos once cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.
«Aurora o nunca» de Ana Alcolea; Jesús Díez de Palma; David Fernández Sifres; Alfredo Gómez Cerdá; Jorge Gómez Soto; Paloma González Rubio; Daniel Hernández Chambers; Rosa Huertas; Gonzalo Moure; Mónica Rodríguez
En los veinticuatro relatos de este libro se narran historias que transcurren en el misterioso pueblo de Aurora, un localidad costera perseguida por una maldición. Los antepasados de los actuales moradores se dedicaban a saquear los barcos que naufragaban cerca de las costas. Desde entonces, un navío fantasma aparece de tanto en tanto y presagia desgracias que recaen sobre los aurorianos. Diez reconocidos escritores de la literatura juvenil han unido sus esfuerzos para crear este pequeño universo lleno de misterio, terror, suspense e intriga. Si bien los relatos se pueden leer de forma independiente, también pueden ser leídos como una novela coral que refleja las vidas de personajes llenos de contradicciones y debilidades.
«Lectores Aéreos» de Gabriella Campbell
Un conjunto de relatos para responder a las preguntas más extraordinarias.
La fantasía, como la ciencia ficción, trabaja en el terreno de lo especulativo. Nos hacemos preguntas: ¿qué ocurriría si el mundo estuviera amenazado por orcos, si necesitáramos de la destrucción de un solo objeto de poder para librarnos de esta amenaza? ¿Qué pasaría si pudiéramos aprender magia en un colegio, igual que aprendemos matemáticas o literatura? Y, hablando de eso, ¿qué pasaría si existiera la magia? ¿Qué leyes físicas y emocionales quebrantaríamos?
«Cróhnicas con h» de David Generoso
«Cróhnicas con h» es un laberinto de catorce relatos en el que es muy fácil entrar pero más difícil dar con la salida. Un juego de máscaras con la goma suelta que en cualquier momento descubrirá su verdadero rostro. El autor divide el libro en cuatro partes, infancia, juventud, madurez y muerte, quizás para orientar al lector, probablemente para confundirlo del todo. Con un innegable sentido del humor, una pizca de ternura y medio vasito de mala leche, David Generoso desgrana en sus relatos temas tan inmortales como el retorno del hijo pródigo, la pérdida de la inocencia, el miedo a la muerte, la incomunicación o el amor. Pasearse por un jardín de rosas y pretender llevarse una sin pincharse es ser demasiado optimista. Adentrarse en el mundo del autor sin salir con alguna herida resulta complicado. Y el libro no incluye tiritas.
«Crónicas marcianas» de Ray Bradbury
Esta colección de relatos recoge la crónica de la colonización de Marte por parte de una humanidad que huye de un mundo al borde de la destrucción. Los colonos llevan consigo sus deseos más íntimos y el sueño de reproducir en el Planeta Rojo una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer. Pero su equipaje incluye también los miedos ancestrales, que se traducen en odio a lo diferente, y las enfermedades que diezmarán a los marcianos.
«Aquí hay icebergs» de Katya Adaui
Es una colección de cuentos, pero también de emociones rotas. El quiebre puede ocurrir en un paseo a la playa luego de Navidad, en el recuento de los lugares o recuerdos que construyen la memoria familiar, en un tenso café entre madre e hija, en la compañía de amigos que convierten un juego en psicopatía o en el enrarecido intercambio entre dos súbditos vecinos. El punto, en todos los casos, es que en cada relato una emoción se pone a prueba, finalmente se quiebra y de ella no queda sino una verdad, o mejor dicho, la autopsia de una verdad.
«La acústica de los iglús» de Almudena Sánchez
Diez relatos en los que la música, el ingenio y el lirismo toman el mando para generar atmósferas oníricas.
«Toqué la sonata más triste de mi vida, de un tirón, girando las páginas de la partitura con desgana, con los dedos manchados de sangre, pensando en una cabeza rota, maltratada por el arte, asesinada por el arte, descuartizada por el arte.»
La matemática de la música y la matemática de la vida arrojan el resultado sonoro que registra ‘La acústica de los iglús‘.
Una madre a la deriva por carreteras secundarias con sus dos hijos en el asiento de atrás; dos ancianos en un teleférico cumpliendo su último sueño; una esmerada estudiante en paro que acaba trabajando como astronauta; y muchas, muchas adolescentes que se pelean entre ellas, aprenden a tocar instrumentos o se enamoran de nadadores recorren las páginas cordiales y alucinadas de esta antología.
«La composición de la sal» de Magela Baudoin
Los cuentos de Magela Baudoin son sin duda singulares, ofrecen meticulosas observaciones, comparten un acto secreto y aluden a algo siempre mayor que el argumento que proponen. Es como si Baudoin nos contara sus relatos con la mayor aparente franqueza, pero nosotros, los lectores, intuimos detrás de las palabras una reticencia oscura, motivos nunca confesados, razones secretas, personajes y lugares de cuyo nombre Baudoin no quiere acordarse. La apariencia explícita, franca, abierta de sus cuentos nos engaña, pero con tal habilidad que aceptamos ser engañados. Sus atmósferas son amenazadoras, tenebrosas, vísperas de tormentas. Hay atisbos de humor pero su sonrisa es sardónica, llena de ironía, acusadora. Llegamos a la última página de un cuento de Baudoin y nos preguntamos ¿qué fue exactamente lo que nos contaron? ¿Cuál es el verdadero argumento, la auténtica trama de esta historia? Conocemos el desarrollo de la trama, el principio y el fin, el ambiente en el que suceden los eventos, la voz de los hombres y mujeres que pueblan sus páginas, pero sin embargo, al mismo tiempo sentimos que algo esencial se nos escapa. ¿Qué fue lo que no vimos, qué fue lo que no hubiéramos debido perder? Esta calidad de promesa postergada define la delicada narrativa de Magela Baudoin.
«Un día en la vida de una mujer sonriente» de Margaret Drabble
Esposas sin maridos, madres y hermanas, mujeres que se debaten entre la vocación artística y las exigencias familiares. Amor no consumado, vanidad, y soledad. El poderoso universo ficcional de Margaret Drabble se concentra en estos trece relatos que abarcan cuatro décadas de producción literaria. Una madre trabajadora que puede con todo y acaba sus enloquecidos días con una sempiterna sonrisa, una prestigiosa científica que acaba de recibir el Nobel por el descubrimiento de «la vanidad de los genes» o una mujer que suspira aliviada cuando se entera de la muerte de su esposo forman parte del exquisito elenco de personajes que protagonizan unas historias que son un trasunto de la vida cotidiana de nuestra época. Sumamente atractivos, los relatos destilan los temas que han marcado la narrativa de Drabble: mujeres y relaciones, Inglaterra y el extranjero, melancolía y exaltación, trabajo y familia, clase y modales, feminismo, sensualidad y claustrofobia.
«El menor espectáculo del mundo» de Félix J. Palma
¡Damas y caballeros, bienvenidos al menor espectáculo del mundo! Aguanten la respiración y sean testigos de los prodigios más sorprendentes: conozcan al increíble hombre que se comunica con un fantasma escribiendo mensajes en la puerta del servicio de un bar, a la extraordinaria gata enamorada de su vecino, al vendedor de enciclopedias que acaba suplantando al hijo de una de sus clientes, a la fabulosa niña que recibe cartas de su muñeca perdida, al asombroso hombre que se desdobla con cada decisión que toma, y toda una troupé de criaturas maravillosas que harán las delicias de toda la familia. Solo un autor tan fantástico como Félix J. Palma podría realizar un triple salto mortal para encontrar el lado más absurdo de nuestra existencia, y conducirnos, con una escritura imaginativa, sembrada de hallazgos e imágenes inolvidables, hacia ese territorio mágico donde conviven la poesía y el delirio, la melancolía y el humor. Pasen y lean, señoras y señores, estas nueve historias sobre el tema más universal de la literatura, el amor, el menor espectáculo del mundo, porque solo puede ser visto por dos espectadores al mismo tiempo. ¿No oyen el redoble de tambores?
«El cuerpo secreto» de Mariana Torres
En este libro la inocencia, la crueldad y el dolor conviven juntos en un solo cuerpo. Mariana Torres nos invita, con este sorprendente estreno, a adentrarnos en un mundo híbrido, donde los protagonistas de los cuentos son niños dolientes, que se mueven entre cajas, cascarones y algún que otro ataúd. ¿Cuánto queda de nosotros en estos niños que sienten? La invitación es clara: leer y soltar, volver convertido en otra cosa. Si pudieran contarse serían treinta y cuatro relatos, escritos por una nueva voz. Corren de uno a otro de manera casi milimétrica, medidos para ir dibujando en la mente, o más bien en el cuerpo, del lector una emoción concreta, que no tiene un solo nombre. Y es que todo aquello que nos crece dentro puede crecer en forma de planta.
«Memoria selectiva» de David Olier
Trece mundos llenos con la ciencia más posible y la ficción más imposible.
La ciencia y la tecnología avanzan cada día más rápido en una carrera que parece no tener fin. A veces esos avances llevan a la humanidad un paso más allá y otras nos acercan a nuestra propia destrucción. ¿Es razonable perseguir el desarrollo a cualquier precio?
Este libro recoge trece relatos llenos de ciencia ficción —algunos con más ciencia, otros con más ficción— aderezada de manera ocasional con unas pinceladas de terror y con un extra lleno de fantasía. Trece historias que analizan algunas de las tecnologías más punteras que están por llegar: inteligencias artificiales, implantes cognitivos, exoesqueletos, nanobots, drogas experimentales, realidades virtuales, roturas en el espacio-tiempo…, y mucho más.
Tomo nota.
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Que pintaza
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Psssssssssst, sobre «Lectores aéreos»:
https://eneljardiningles.wordpress.com/2017/03/23/resena-lectores-aereos/
Y tengo pendiente reseñar alguno más 🙂
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¡Muchas gracias por las recomendaciones, estoy deseando echarles un ojo! Un abrazo 🙂
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He leído un libro de relatos en mi vida! Pero no sería malo intentarlo pronto.
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De esta selección, si tuviera que quedarme solo con uno, me costaría elegir 🙂
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Vidas de papel, de José Callado, tiene muy buena pinta. De la editorial Malbec, a la que tengo el gusto de pertenecer. José Manuel Muñoz Serrano también tiene maravillas cortas para leer.
Les echaré un vistazo en cuanto pueda.
🙂
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Voy a buscarlos, gracias 😊
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Hola, nos ha gustado mucho tu blog y por eso te invitamos a participar en Masa Crítica, un programa en el que puedes recibir un libro a cambio de una reseña. Aquí toda la información: https://es.babelio.com/massecritique.php ¡Saludos!
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Gracias, Pierrot, por la invitación. Le echaré un vistazo, aunque todavía tengo unas cuantas reseñas pendientes.
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