El amanecer les sorprendió con el cadáver flotando sobre sus cabezas.
Su viscoso globo ocular les miraba ciego y las burbujas agitaban su aleta muerta, dando la impresión de seguir medio vivo. O medio muerto.
Permanecieron ocultos entre las plantas.
El pez samurái miraba orgulloso su reflejo en el cristal.
Contundente y directo. Me ha encantado. ¡Enhorabuena! ¡Besos! 😀
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Los acuarios son tan relajantes 😉
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