“Conozco esta cama tan bien como mi cuerpo. Mide ochenta centímetros de ancho por ciento ochenta de largo: si estiro mis piernas, los pies sobrepasan sus límites y quedan fuera del alcance de las sábanas azules con dibujos de flores geométricas.
Imagino que, cuando mis padres la compraron, no creían que fuera a crecer tanto.”
Directo y sincero. Juan, un joven periodista frustrado, medita así desde su propia cama en casa de sus padres. Un lugar al que no pensó que regresaría y, aun menos, después de haber alcanzado cierto prestigio como periodista.
En las primeras horas de una noche de insomnio, los sueños se mezclan con el presente y el pasado. Juan trata de descubrir en qué momento perdió el control sobre su vida para darle sentido a la vigilia y encontrar motivos para empezar un nuevo día.