Se levanta en medio de este río de aguas hediondas, justo donde su cauce es más ancho y la corriente más fuerte.
Nadie ha conseguido alcanzar su orilla y dicen los ancianos del lugar que, en las noches sin estrellas, se pueden escuchar lamentos sin consuelo.

También dicen que la isla antes no estaba. Que un bebé desapareció una noche y la isla apareció en el río. Y otro bebé, y otro. Luego los niños. El río reclama su sacrifio de vida cada mes de enero.
En esta villa solo quedan viejos y gatos.
Han empezado a desaparecer los gatos.